Joaquín Olmos Pardo

El pasado 31 de octubre fui con mi hijo de 10 años a cenar al restaurant Joyma y el resultado fue desastroso. El camarero (y decía que dueño también) nos preguntó qué acompañamiento quería con la parrillada. Al recibir la cuenta la guarnición venía cobrada aparte. Ante mi protesta 8no dije que no le fuera a pagar, solo protesté por no0 haber informado debidamente), su respuesta DIRECTA es que “éramos basura” (incluyendo a mi hijo de 10 años que escuchaba alucinado) “que me volviera a mi país” y que “gentuza así sobraba en Madrid”. Mi respuesta fue la más desacertada del mundo, ya que caí a devolver sus insultos en lugar de pedir una bonita hoja de reclamaciones. Al ver que me fastidiaba, y mucho, se dedicó a insultar al menor de 10 años mientras sus clientes y amigos me retenían junto a la barra. Penosa experiencia, pésima educación y respuesta desmedidísima del lenguaraz que decía ser el dueño, un seño algo mayor de educación no cuestionable (directamente no demostró ninguna). Lo peor fue mi reacción tan desacertada, pues creo que la multa que merece habría sido cara por un comportamiento incluso delictivo, insulto a menores, racismo y falta de profesionalidad. Consideren Vds. si merece su visita. Joaquín Olmos Pardo